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ALGO SOBRE EDUCACIÓN

 

            Gracias a las aptitudes naturales del Schnauzer Gigante, nos encontramos ante el perro ideal para cualquier tipo de educación o adiestramiento, su gran sentido de la justicia y nuestra equitativa proporción entre recompensa y castigo le darán la base para forjar un equilibrado y magnífico ejemplar de Schnauzer Gigante.

            La principal diferencia que nos distingue del perro en la medida que nos permite denominar a las cosas que no conocemos es sin duda el lenguaje hablado. El perro tiene igualmente su propio lenguaje, cada vez más sofisticado con el paso de la convivencia con el ser humano. Pienso que es necesario conocerlo bien para profundizar en la comunicación con ellos.

            No se trata de buscar una sumisión ciega, absoluta, un dominio próximo a la ESCLAVITUD, como mucha gente piensa e incluso practica con respecto al control y convivencia con el perro, pienso más bien que debemos dirigirnos hacia una SIMBIOSIS (intercambios vitales entre las dos especies).

            Es patente la facilidad con que nuestro compañero sabe hacerse comprender cuando desea algo. Por ejemplo, estamos tranquilamente viendo la televisión en el sofá sentados y él tiene sed.  Se colocará frente a nosotros repetidas veces nos llamará la atención con un ligero gemido. Conociéndole sabemos que algo le sucede, si nos molestamos en prestarle atención y seguirle nos conducirá a su cuenco vacío del agua o bien será él mismo quien lo cogerá y nos lo traerá en la boca indicándonos lo que le pasa. Sin habérselo enseñado previamente, el perro habrá encontrado  por necesidad una forma inteligente de hacerse entender.

            De la misma forma, nosotros debemos obtener una obediencia a nuestras órdenes, a condición de que éstas tengan un motivo y no sean anárquicas o dictatoriales (tal como él hizo con nosotros en el ejemplo del agua.), en determinados ejercicios de competición, y en particular el ejercicio de envío hacia adelante a la carrera y tumbado a la orden (Voraus) la dificultad estriba en que el perro no ha llegado a comprender lo que se le está exigiendo, por qué debe dirigirse hacia adelante sin una meta definida. Por supuesto labor nuestra es hacerle comprender que la meta existe y está allí donde le enviamos. Este ejemplo técnico basado en la alta competición es extrapolable a cualquier ejercicio cotidiano por sencillo o complejo que parezca.

            De cualquier manera pienso que es NEGATIVO exigir actos o cumplimentar órdenes que vayan contra su lógica, o hacerlo muy gradualmente y aplicando toda la psicología posible caso de que no haya otro remedio, por ejemplo todos sabemos que el perro en la búsqueda del malhechor debe ladrar continuadamente y no atacar al figurante, contrariamente a su aprendizaje en la preparación y provocando un ladrido para él injustificado. Ejercicio pues, que habrá que realizar buscándole una justificación mediante juego, comida etc. la realización será perfecta, en detrimento de la ferocidad del enfrentamiento del perro con el malhechor, salvo ejemplares de carácter muy fuerte que lo realizarán perfectamente pero con los que correremos el riesgo de «molestar» o «ensuciar» en el escondite.

            Nombré anteriormente  al hablar del lenguaje del perro la inteligencia. Por supuesto el término no lo uso en el sentido  «humano» de la palabra pero sí en toda su amplitud. para entendernos bien con él, es necesario conectar con ellos y hacer un llamamiento a su inteligencia.  Al ejecutar los ejercicios de adiestramiento nosotros mismos no podemos escapar a un cierto automatismo, pero no es necesario tampoco llegar a la robotización. El perro posee un cerebro. La corteza cerebral es una característica de los mamíferos. En ella se desarrollan las facultades intelectuales, a ella confluyen todas las percepciones nerviosas y sensoriales de todos los sentidos, se elaboran, analizan y ejecutan a partir de allí, podríamos decir que poseen cierta actividad «inteligente».

            Sin duda muchos comportamientos tienen su origen en reflejos instintivos, pero yo diría que en un porcentaje altísimo, éstos vienen dados por el aprendizaje, la convivencia con el hombre principalmente, e incluso con otros perros después del periodo crítico (entre uno y cinco meses) hasta la educación, el pre-adiestramiento y el adiestramiento propiamente dicho.

            La memoria asociativa del perro condiciona su inteligencia, me explico, ante una situación determinada que se le presente bruscamente, ésta la compara con una experiencia pasada para solucionarla por sí mismo si es posible. Por esto, es labor del guía, con su paciencia y buen hacer, el que debe inculcar al perro de conocimiento y experiencia, ser un poco «perro», para por ejemplo, ponerse en el lugar del cachorro a la hora de iniciarle, de sacarle en su primer paseo, de darle la primera orden, su primera mordida, sus primeros descubrimientos, (una hormiga corriendo por delante de él, un pájaro, un cubo que se arrastra con el aire, etc.) su curiosidad unida a su instinto de conservación es posible que en determinados ejemplares les incite a evitar algo de todo esto. Es en este momento a nosotros a quien le corresponde mostrar lo inofensivo de cada cosa.

            Su sentido de la curiosidad, de la jerarquía, de la imitación les hace observarnos continua y detenidamente, muchas veces explico a algunos propietarios que el cachorro les coge la «medida» a ellos antes que ellos al cachorro. Ellos copian las actitudes de su madre y sus hermanos en la camada, y de la misma forma lo hacen de nosotros aunque no nos demos cuenta, por ello en ese momento es cuando nos corresponde sustituir a la madre (la cual transmitió equilibrio a la camada) para convertirnos en el modelo a seguir en el futuro. Tenemos que aprender a sentir lo que ellos sienten para conectar en una simbiosis sin igual, ellos suelen hacerlo antes que nosotros también, se anticipan muchas veces a una orden con solo mirarnos, si estamos tristes ellos lo están, si nos distraemos ellos también, etc. por el mismo motivo, no debemos olvidar nunca que si vemos a nuestro compañero indispuesto o decaído no debemos presionar inútilmente. Ahora bien, son muy listos, y debemos saber que verdaderamente lo están, y que no es un truco para no hacer lo que ellos no quieran.

            Para lograr un desarrollo pleno de esta inteligencia, debemos incluirle en nuestra vida de pleno, sin caer en un sentimentalismo o «humanización» excesiva y convertirlo en el «niño» consentido de la casa, siempre digo que se les puede querer, que nunca será un exceso, mimar incluso, pero NUNCA consentirles. El perro llegará a ser lo que nosotros nos propongamos, pero no debemos consentir que haga ni una sola vez lo que  no queramos.

            Es de pura lógica que todos los propietarios no puedan reunir las condiciones ideales para la preparación de un futuro perro de alta competición, ya sea por su carácter o cualquier otro condicionamiento, pero sí será perfectamente válido para tener un compañero despierto, equilibrado, adaptado a las circunstancias de la vida cotidiana, etc. Pero, si lo que queremos es dirigirnos hacia los ejercicios de Competición, será necesario recurrir a nuestras mejores armas, toda nuestra paciencia  y empeño. 

Competir no significa participar continuamente, o ponernos como meta un Campeonato de España, o el de Europa, sino que se trata de obtener de nuestro perro la ejecución de un número de ejercicios, los cuales, si no van a encontrar a menudo  sus aplicaciones en la vida diaria, (espero que nunca para el servicio de protección) permitirán desarrollar la inteligencia del perro, conservarle en buena forma física y psíquica, y como no me canso de repetir, creo que un perro  con aptitudes sin trabajar, es como un jardín sin flores. Nuestros Schnauzer Gigantes no es la primera vez que recordamos su condición como perro apto para el trabajo, no sólo apto sino que SOMETIDO a Pruebas de Trabajo, ahora bien, ¿Conservaremos su gratificante carácter incluso sin necesidad de adiestrar? ¿Permanecerá siendo atractivo como compañero casero, de sofá o jardín sin cuidar su carácter?  Desde luego NO si no mantenemos unos cuidados mínimos en la selección primero y en la cría durante sus 2-3 primeros meses de vida.

Si los criadores no se conciencian «un poquito» y no cuidan un mínimo esa chispa que les caracteriza, poco a poco veremos menguada su capacidad y atractivo. El Schnauzer Gigante es muy dominante, y si es macho intentará imponerse en su territorio con toda probabilidad, ya sea a otros machos o incluso a otras personas, en este aspecto habrá de acostumbrársele a que se socialice en la medida que nosotros deseemos desde pequeño, esto no le restará carácter y al mismo tiempo nos permitirá que los agradables paseos no se conviertan en ligeras escaramuzas o batallas de dominancia. Desde pequeño y debido a este innato sentido de dominio y protección empezará a proteger la casa y la familia sin duda, pero ¡ojo! Al principio no sabrá distinguir si ese señor que se acerca a la puerta es un ladrón o es el cartero, siempre será labor nuestra hacérselo entender.

            Será bueno que de entre sus juguetes el cachorro cuente con un trozo de trapo viejo o saco de arpillera, toalla vieja o similar, con el que se pueda jugar, morder y sacudir peleándonoslo desde un extremo. Esto le ayudará a hacer boca, a fijar mordida y entre otras ventajas, mientras se entretiene con su juguete favorito no sentirá deseos de romper o dañar las cortinas del salón.

            Esperamos que cuidéis y queráis al nuevo miembro de la familia con el mismo esmero que nosotros lo hemos criado para disfrute de toda su belleza, elegancia, potencia, equilibrio y carácter que un RIESENSCHNAUZER debe tener.

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